La última cuartilla
Y la página en blanco comienza a pintarse de negro renglón a renglón. Las ideas se remueven en la mente del escritor quien por mucho tiempo no había volcado en el papel ningún pensamiento, sentimiento ó experiencia real ni ficticia.
La cuartilla se torna esta ocasión una posibilidad y no un papel maltrecho y aprisionado en las manos hechas puño del escritor, que una y otra vez con desesperación y frustración ha lanzado al cesto para hacer compañía al medio centenar de intentos por pronunciar palabra.
El cenicero repleto de colillas y ceniza de cigarro, después de otra larga noche, por fin tiene descanso; el licor se ha terminado, da un sorbo al café helado que en algún momento sirvió casi hirviendo y la desagradable sensación que produce lo no esperado al paladar se reconforta cuando decidido hace a un lado la tasa añeja de esperanza que por mucho había esperado la expresión de labios convincentes y satisfechos.
Frenéticamente las palabras son lanzadas y depositadas con ímpetu sobre aquel papel que tecla a tecla tatúan su iracunda y atormentada alma. Sus dedos se hunden y delinean letra a letra palabras nunca antes pronunciadas en un artículo para publicar. Sonríe complacido cuando grotescamente encuentra la única forma de decir lo que ha sentido en los últimos tiempos después de la fama que le produjo aquella historia convertida primero de boca en boca en un éxito y más tarde en Bet seller por las artimañas de la mercadotecnia de la industria editorial .
Contradictoriamente aquella historia tan familiar para muchos se convirtió poco a poco tan ajena y extraña para él. Las múltiples reseñas en revistas especializadas, los diversos comentarios el sin fin de entrevistas no le han producido mas que dolores de cabeza e injustas regalías.
Su vida, se convirtió en bullicio constante y su tranquilidad se vio asechada por la propia conciencia que estridente le gritaba día con día las convicciones aparentemente olvidadas.
Decidido redacta el último párrafo, su tiro de gracia para quienes considera aniquilaron su mente creativa y le convirtieron en escritor por encargo. Su euforia se refleja en una sonrisa de venganza casi saciada. Pone el punto final a la cuartilla que catártica le libera el alma. Convencido más que nunca, firma de puño y letra para luego caer desplomado al suelo, junto al cesto con centenares de frases inconclusas y de historias que no serán jamás contadas.