miércoles, 13 de febrero de 2013

Mi rincón catártico

 
 
 
 
Pienso constantemente en este espacio, que se convirtió en un rincón catártico para mi alma, en el que mis inquietudes han sido compartidas y en el que la esperanza se ha alimentado.
Los silencios prolongados se han hecho cada vez más presentes, pues poco a poco he dejado de escribir. No obstante, las convicciones siguen siendo las mismas, sigo pensando y anhelando un mundo feliz y tratando desde donde me muevo, poner lo que me corresponde para generar otros entornos. . Sé muy bien que se necesita mucho más que eso, pero peor,  es no hacer nada.
 
Los escenarios cada vez, se complican más, el futuro es una verdadera ruleta rusa que nos mantiene en una inquietante incertidumbre, las instituciones se desvanecen y con ellas la confianza de recuperar mucho de lo que hemos perdido.
 
Me he mantenido activa y constante, he tomado decisiones importantes, teniendo en mente sobre todo ser una mejor persona que pueda aportar algo, sigo confiada, que mi profesión es básica para salir adelante, confío en la juventud, no sólo por el bono demográfico que hoy representa, sino por su capacidad de agencia, por su frescura. sin embargo el panorama es tan adverso, sobre todo por las políticas públicas que les olvidan, excluyéndoles  de sus más básicos derechos. Por otro lado se atenta con distópicas Reformas educativas, que no son mas que reformas laborales en contra de la dignidad de los educadores.
 
Alimentar la esperanza se vuelve la única posibilidad para emprender las luchas, la única luz para no desistir, el único alimento para  los sueños.  Compartir estas líneas hoy, le apuestan al eco de clamores compartidos, a palabras y  acciones solidarias.
 
Si bien es cierto que he escrito poco y les he visitado casi nada, solo tengo que decir que es porque me he mantenido ocupada.  En momentos de impotencia, vengo a este rincón y me releo y me encuentro con ustedes y me cargo de energía para seguir adelante.
 
Quizá vengo hoy por aliento, pero también para ofrecer el mío, a pugnar por seguir creyendo que un mundo feliz es posible, si nos responsabilizamos  de construirle, desmoronando los cimientos viles que le hacen cada vez más injusto  y desigual y edificando otros, los necesarios para recobrar nuestra dignidad.  
 
Saludos
Malena.