Sin que estuviera planeado, ayer antes de acostarme me dije que iba siendo hora de darme un espacio. De lo que no me había percatado era que hace justo un año les compartía un día como hoy , de una experiencia que días antes me había procurado: una tarde interesante y en donde de manera deliberada pasé unas horas en compañía de libros.
¡por fin! Decía hace un año, con ese aire de satisfacción y narraba el entusiasmo que representó el trayecto, la estancia y el regreso con mis libros.
Esta tarde memorable fue un día 17 de abril, misma que describí seis días después y que motivada por el día del libro y del derecho de autor publiqué en el blog el 23 de abril de 2009. Recuerdo ese mismo día haber publicado algo específico con respecto a memorable hecho.
Regresando a mí relato, es prescindible nombrar a Morín, pues de él leí un ensayo que tenía que ver con la violencia en el mundo, un texto bastante interesante que tuve que dejar en espera para la siguiente visita…no he vuelto por él…recuerdo algo respecto a la industria del terror y que me llevó en aquel entonces a reflexiones en torno al mundo que retrata…¡Nuestro Mundo!
La portada tenía el ataque a las Torres Gemelas, ese mismo día inicié un escrito al respecto, mismo que a la fecha está inconcluso, pues requería del ensayo de Morín para continuar mis reflexiones, sin embargo me quedé con aquello de “la industria del terror”.
El mismo 23 de abril, inciciamos un blog colectivo dirigido a los jóvenes con el objeto de promover la lectura y la temática giraría en torno a “las cochinadas” realizaba una entrada que nunca publiqué y que tenía que ver con los biodigestores, en eso estaba cuando tecleando frente al monitor y escuchando al mismo tiempo las noticias, se anunciaba “el brote de influenza h1 n1 y que de manera inédita, suspendía clases. Me levanté de inmediato para enterarme de lo que no daba crédito y regresé a la PC para navegar por la red y constatar la noticia.
La última entrada de ese día fue justo esta alerta sanitaria que terminaba el encanto de mis horas con libros… se apoderó de la gente los efectos de la Industria del Terror, me decía a mí misma: -¡una verdadera Mierda!, digna de publicar en escatogolandia, ¡lo que nos faltaba! pues tuvimos que recluirnos, auto encarcelarnos por supuesta seguridad.
La reclusión y el cubre bocas fueron nuestra autodefensa impuesta, y con el paso de los días nos sumamos a esta psicosis implementando medidas en la escuela.
Por increíble que parezca no he vuelto por el ensayo de Morín, pues aunque que ayer por la noche pensé tomarme la mañana con el propósito de ir a una librería, el tiempo me impide atravesar la ciudad dos veces y llegar a tiempo a mi trabajo.
El terror se extiende y hasta se vuelve cotidiano, aprendemos a vivir con el miedo generado por el hampa, el gobierno con sus virus y corruptos políticos y su difusión en los medios extendiendo la psicosis…
La industria del terror que se lee en el contexto… y yo sin Morín para releer su ensayo.